-
Buuuh!- chilló una voz tras su espalda.
- - ¿ Edu?
Ella
pensaba en él primer día, sus ojos aún brillaban.
-
No, fallaste!
No se trataba de Edu, si no de un chico
castaño. Chico castaño que parecía idiota, pero a pesar de lo idiota que
pudiese resultar a veces le quería. Le quería bastante. Le conocía de hace
tiempo ya que con tres años ya se hicieron inseparables. Su amistad seguía ahí,
jamás se había esfumado, y es que al parecer en esos momentos ese muchacho era
la única persona con la que le apetecía hablar, la única con la que sabía que
podía contar. Jamás le había fallado.
- - Eres tonto, no hace falta dar sustos para
saludar a la gente- Se quejó la muchacha de cabello castaño y rizos
indefinidos.
- - Venga Miriam! Solo era una broma, ¿ Dónde está
tu sentido del humor?
- - Se esfumo ¿ Vale? Perdona pero hoy no estoy para
chistes.
- - ¿ Quieres hablar?
- - Si.
El muchacho se sentó a su lado, cruzo las
piernas, a continuación esta señalo un banco. Se sentaron.
- - Bueno… ¿ Vas a contarme que te pasa?
- - Si, resulta que a quién yo consideraba mi mejor
amiga es idiota, resulta que se veía con mi novio a escondidas, me ha engañado.
Me he sentido traicionada. No me digas que la perdono porque no pienso hacerlo.
Esto no.
- - Espera, espera… ¿ Qué Edu se veía con Alba?
-
Eso parece, no todos los días ves a tu mejor
amiga dándose el lote con tu chico, y lo peor, lo que más me duele, es que no
me lo haya dicho. En ningún momento dijo que le gustaba, que le quería o cosas
así. Solo se lanzaban miradas en clase, miradas que parecían inocentes. Que no tenían
ningún significado.
- - Las miradas a veces delatan.
- - Lo sé Mario lo sé,¿ Qué puedo hacer?
Se formo un silencio. Un silencio que al
parecer no molestaba a nadie. Las palabras no eran forzadas, todo parecía estar
en orden. Todo salvo Edu, que en aquel momento paseaba con Alba por los
pasillos. Miriam rompió a llorar.
- - Idiota! Eso es lo que soy.
Mario intento tranquilizarla, la chica
parecía intranquila. Le abrazó, le beso la mejilla izquierda y a continuación
le dijo:
- - Escucha, no tienes porque sufrir, ¿ No te das
cuenta de lo tonta que estas siendo?
- -¿ Tonta? ¿ Dices que es ser tonta y que no sufra
después de esto?
- - No digo eso, creo que no me has entendido.
- - ¿ Que carajos me estas intentando decir Marcos?
- -Te digo que no tienes porque llorar y menos por
ese, ese que se va con otra en cualquier momento, que sortea miradas a gente
que no es la adecuada. No te merecía. Tú vales más que esos dos juntos.
- - ¿ Eso crees?
-
-Pues
claro! ¿ Nunca has leído Peter Pan?
- -¿ Peter qué? ¿
Quién es ese?
- - Pues resulta que es un niño que no quiere
crecer, que no se enfrenta a los problemas, de manera que vive todo el rato
encerrado en su propia realidad en el país de nunca jamás y..
La chica le interrumpió, le tapo la boca
con una mano, no quería saber el finar del libro. Ya se lo imaginaba, seguro
que al final entraba en razón. Todos los libros que leen sus hermanos son así¿
Y qué pasa después? Que vuelve a la tierra, ahí conoce a alguien que le hace
cambiar el rumbo y decide quedarse con ella. Estaba segurísima.
- - Y ese Peter… ¿ Al final decide crecer no? No
puede quedarse todo el rato encerrado en su propia realidad.
- - Eso es algo que tendrás que descubrir, no pienso
revelarte el final del libro.
- - Venga… ¿ Qué va a hacer sino? Me estas poniendo
nerviosa ¿ sabes?
- - Odio decir el final de los libros, tengo el
libro en clase, si quieres luego te lo llevas y me dices que te ha parecido.
Ella no dijo nada, se quedó callada pero
Marcos ya sabía su respuesta. Era un sí, por muy cabezota que ella fuese, por
mucho que le costase aceptarlo. Quería el libro le causaba curiosidad. No hubo
palabras, cuando este miro hacia el lado derecho del banco el libro había
desaparecido. Miriam ojeaba el libro, página tras página, parecía feliz. Cuando
miro a su lado esta le dedicó una sonrisa. Ya no era una sonrisa triste, era
una sonrisa de agradecimiento porque aunque no lo pareciese, ese era uno de los
mayores detalles que en ese momento alguien pudiese haber tenido con ella.
Cruzaron las miradas. Sonrieron.
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