sábado, 25 de mayo de 2013

Capítulo4- Un plan perfecto

-                    - Devolvedme el libro!
-                 -    Ven a por él!
-                  -   Pásamelo, que no lo coja!
 Lucas y Gabriel jugaban a pasarse el libro como si fuese una pelota mientras que Miriam, ya desquiciada tan solo trataba de recuperarlo.
-                    - AU! – Sonó desde el otro lado de la habitación- Que me hacéis daño idiotas!
-                 -    Lucas, para…..¿ Has oído eso?- Preguntó la chica alarmada.
-                -     ¿ Él qué, él como mola desquiciarte?- Respondió el más pequeño.
Al no haber ninguna contestación, los dos chicos salieron del cuarto de Miriam riendo a carcajada limpia, pensando que estaba loca. Le daba igual. Cosas peores había escuchado sobre ella, pero le daba igual. Ahora solo tenía que tratar de ser fuerte, de afrontarlo todo con una sonrisa.
Comprobó que nadie la observaba y cerró la puerta. Cuando volvió la vista atrás observó que algo luminoso sobresalía de él. Pensó en no abrir el libro, pero al final se decidió a hacerlo. la curiosidad le podía más que el miedo en aquel instante.
-                     Por fin, creí que jamás saldría de ahí!- Grito al instante una criatura diminuta con alas. Esta vez sus alas no brillaban con la misma intensidad que en un principio.
-                   -  ¿ Qué eres?¿ Quién eres? ¿ Qué haces aquí?- Miriam no podía creer lo que veía. ¿ Desde cuándo existen las hadas? Debía de estar soñando. Eso es, debía de haberse quedado dormida mientras lo leía. Cerró los ojos, los volvió a abrir. La diminuta criatura aún seguía ahí.
-                   -  No sueñas, existoooo! – Empezó a cantar el hada a grito limpio.
-                   -  ¿ Quién eres, qué quieres?
-                    - Tranquilízate mujer, no pasa nada!- Volvió a cantar- Me llamo Shisha.
-                    - Y yo me llamo Miriam- Le respondió ella con el mismo tono.
En ese momento el hada empezó a cojear, parecía tener algún hueso roto.
-              -       ¿ Estás bien?
-                 -    Creo que me he roto un ala.
-                   -  Espera, te ayudo.
-                 -    Eso, eso. Ayúdame Campanita. Espolvorea polvo de hada por la habitación.
-                    - ¿ Campa.. qué? Me llamo Miriam!
-                  -   No, eres Campanita.
Miriam la miro extrañada. ¿ Campa qué, qué tenía magia?  La debía de estar confundiendo con otra persona, ¿ Desde cuándo tenía dos identidades? Nunca desde  que ella supiese. Estaba soñando! volvió a pellizcarse. No parecía un sueño, era de verdad.
-                  -   Existoooo!- Volvió a cantar el hada. Esta vez lo hizo más fuerte para que supiese que ella aún estaba presente, aún seguía ahí.
-                    - Vale! Existes pero…¿ Qué quieres de mi?
-                 -    ¿ Qué que quiero? Que perdones a Wendy, que me presentes a Tigrilla que siempre dices lo mismo y nunca lo haces. Ah! y quiero ver a Abejorro. Le echo de menos desde que se fue con Peter Pan. Y de paso…¿ porqué no cambias algunas cosas que hay aquí escritas? Esto es un asco!
Miriam volvió a mirarle extrañada, pellizcarse ya no servía de nada, pues lo que estaba viviendo era real pero… ¿ Como empezaba? Para empezar tendría que tener alguna pista que le condujese a buscar a toda esa gente perdida.
El móvil empezó a sonar, era un nuevo aviso de whatsapp.
-               -      Es Wendy!- Gritó Shishá emocionada- Yo respondo!
-                  -   No, dámelo!
-                   -  Que no, que lo hago yo! ¿ Qué le escribo?
-                     -Tú no escribes nada!  Alba no es Wendy, yo no soy Campanita, no hay ningún Abejorro, ninguna Tigrilla y tú no..
Le tapo la boca con una mano. Miriam ya sabía lo que pasaba. Cada vez que alguien decía que las hadas no existían una de ellas dejaba de brillar, su luz se apagaba y ni siquiera la misma risa de un niño podía salvarla.

Le quitó el móvil, respondió a Alba con un “ No puedo, ni quiero, no te lo mereces.”
A continuación, cogió el abrigo  y salió de su casa. No dijo nada al salir. Salió y punto.
Si Shishá le había dicho la verdad, empezaría buscando a Abejorro y Tigrilla y para eso necesitaba ayuda.

Cogió el móvil, abrió el whatsapp, selecciono el contacto al que quería escribir. Su plan saldría perfecto.

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