Una lágrima, otra. Las lágrimas se vertían desde los ojos de
Laura, que apenas sin pensarlo había perdido una de las cosas más importantes.
Una de esas cosas que consideramos importantes, pero cuando nos damos cuenta
vemos que ya es demasiado tarde y no podemos hacer nada para solucionarlo.
Laura se miró al espejo. Retiro la pintura que se había
corrido de sus ojos con un algodón y sonrió como si nada hubiese pasado. Le
costaba sonreír, sí, mucho, pero a pesar de ello lo hacía proponiéndose así
misma que a partir de ese momento las decisiones las tomaría por si misma.
Mientras, en otro lado de la ciudad dos amigos discutían por
quién sería la persona que les ayudaría a tener la siguiente pista para
resolver el rompecabezas.
-
Pero… ¿ A quién vas a llamar? Dímelo! – Miriam ya
estaba bastante nerviosa. Llevaba treinta minutos dejándola en tensión, no
pronunciaba ninguna palabra, tan solo respondía con simples “ Es un secreto”.
-
Ya sé a quién va a llamar! Va a llamar a
Tigrilla! Ya era hora!- Gritó Shishá emocionada mientras que Dani ponía cara de
duda.
-
-¿ Qué Tigrilla? – Preguntó Dani extrañado
nuevamente- Yo iba a llamar a Laura, que
ahora que las cosas no le van bastante bien en casa, necesita despejarse.
-
Te has
delatado a ti mismo!- Respondió Miriam con una sonrisa. Sus ojos brillaban a
pesar de todo lo presente que estaba viviendo en aquel momento le resultaba mágico.
Unos amigos que le apoyaban, que no le
tomaban por loca cuando les contaba que una criatura mágica había salido de un
libro.
Entre tanto pensamiento, Dani colgó el móvil,
para cuando se quiso dar cuenta una chica de ojos azules y de pelo castaño
tirando más a rubio apareció de la nada.
-
Laura…¿
Qué haces aquí?
-
Dani me llamó- Respondió esta- Me dijo una cosa
rarísima y que necesitabas mi ayuda. Así que… Aquí estoy!
-
Si, bueno.. La situación sí que es algo extraña.
No me llames loca.
-
No lo voy a hacer, pero… ¿ Qué pasa?
Se froto los ojos con el Jersey, vio como
una pequeña sombra se movía ante ella.
-
Sombras que se mueven, ¿ Qué es esto Miriam?- La
chica estaba confusa. Volvió a frotarse los ojos . Esta vez con la manga
contaria del jersey. Seguía viendo aquella sombra diminuta que se movía a los
pies de su amigo.
-
Espera Laura. ¿ No ves a Shishá?- Preguntó Dani.
El chico miraba al cielo, como si de lluvia se tratase. Despertó de su “ Locus
amoenus” cuando Shishá le dio un pellizco.
-
Au!- Se quejó- ¿ Era necesario?
-
Sí!- Respondieron las chicas al unisono. Miriam
fue quien continuó con la conversación.
-
Si hubieses estado atento, sabrías que Laura es
Tigrilla, que no ve completamente a Shishá, que tan solo ve su sombra, y que yo
tengo que descubrir cuál es mi poder, porque mucha idea que se diga no es que
tenga de cuál es.
Dani se quedo pensando. Millones de
recuerdos le vinieron a la mente, pero se quedo con los recuerdos que tenía
desde su infancia. Todos esas veces en las que cantaba esa canción que cantaban
los niños perdidos cuando se daban cuenta de que la siguiente pista para que
Garfio se debilitase era volver al campamento en el que vivía Tigrilla con los indios, el que
ella usaba como escondite para esconderse cuando quería estar sola.
Esta vez fue él quien se frotó los ojos con
ambas mangas de la sudadera de color blanco que llevaba puesta. Volvió a mirar
al cielo. Bajo la mirada. Mostró una sonrisa que guardaría para sí mismo. ¿ Y
si esa fuese la pista que necesitaban?